¿Qué hacer ante una mala racha de resultados? ¿Cómo reaccionar y qué alternativas buscar para repararla? Natxo González trató de articular una respuesta tras el partido contra el Almería. Le llamó solución, pero más bien se trata de un camino para intentar encontrarla: “Seguir trabajando”. Y remarcó: “He estado en estas situaciones otras veces y sé que no es fácil salir”.
El pasado muestra que no lo tuvo sencillo en el fútbol, que en efecto ya pasó por situaciones límite, pero que casi siempre encontró una salida más o menos airosa. Hace una temporada en La Romareda se pidió varias veces a voz en grito su destitución. Entre la jornada 10 y la 21 el Zaragoza apenas ganó dos partidos. A esa última jornada contra el filial del Barcelona llegó el equipo tras las vacaciones de Navidad. “Nos ha servido para desconectar, recargar fuerzas, analizar y trabajar cosas. Sigo creyendo en este equipo”, dijo. Empató ante un rival que estaba en descenso. Entonces señaló que la clave de la mejora estaba en el trabajo defensivo. En los seis siguientes partidos el Zaragoza apenas encajó dos goles y el equipo pasó de pelear por mantener la categoría a acabar tercero porque en la segunda mitad del campeonato de 21 partidos ganó 15.
Un año atrás el Reus se sostuvo en en la mitad de la tabla en su estreno en Segunda después de que entre la jornada 22 y la 35 apenas ganase un partido y coleccionase empates (9 en 14 partidos). “No recuerdo mi trayectoria sin momentos como este”, explicó en la víspera de romper la racha con un triunfo en el campo del Tenerife. “Estábamos en la línea estrecha de ganar cuando empatamos o empatar cuando perdimos. Teníamos que seguir creyendo. Seguimos trabajando en el día a día y los jugadores merecen este premio”, explicó cuando rompió la mala racha.
Tampoco el año de su histórico ascenso desde Segunda B fue sencillo: entre mediados de diciembre y mitad de marzo encadenó nueve partidos sin ganar en doce jornadas, se puso a cinco puntos del liderato, pero le acabaron sobrando dos para ser campeón, llegó a la promoción como un avión y sentenció al Racing de Santander en un histórico partido de ida que liquidó con un 0-3 en El Sardinero. Subió al segundo intento el Reus porque un año antes había caído en la promoción frente a un Racing de Ferrol dirigido con Manolo García y con futbolistas como Ian Mackay, Nano, Dani Rodríguez, Maikel Mesa o Jonathan Aspas. Aquel ejercicio el técnico se inquietó tras hilar siete jornadas sin vencer en el ecuador del campeonato, apenas 3 puntos de 21 posibles.
Dos veces en veinte años perdió su puesto de trabajo Natxo González. Otros con más vuelo y prensa tienen ese currículum más grueso. Dos veces dejó el trabajo a medio hacer, ambas en su casa y tras sendos ascensos. Al Alavés B lo llevó por primera vez en la historia del filial vitoriano a Segunda B, pero tras diez partidos en la nueva categoría y un único triunfo, tuvo que tomar la salida.
Apenas tenía 33 años el actual entrenador del Deportivo y una incipiente carrera que, tras un poco lustroso periplo de corto, inició en el equipo de fútbol base de su barrio, Ariznabarra. Se trata de un enclave del ensanche vitoriano que recibió un población de aluvión en los sesenta, emigrantes, clase obrera, gente esforzada en un entorno modesto que imprimía carácter y que ahora se ha matizado para agregar amplias avenidas y una moderna zona residencial. Natxo anheló siempre una oportunidad en el Alavés, pero primero debió de hacer mucha mili en el histórico Sant Andreu, al que subió a Segunda B y puso de inmediato a pelear por subir otro escalón.
Cayó en dos promociones, la segunda especialmente dolorosa tras lograr ganar la liga en el grupo tercero de la categoría de bronce. Aún completó un año más en Santa Coloma y pasó otro en el paro hasta que el Alavés le llamó para rescatar al equipo en Segunda B. Ascendió, pero tardó en firmar la renovación. Pesó el criterio de la gente, que pidió a gritos su continuidad en las celebraciones. “Natxo quédate”, le cantaban entonces. “Con Natxo otro año de ilusión”, clamaron en una pancarta los integrantes de Iraultza 1921, el grupo de seguidores que ahora abandera la lucha contra el “fútbol moderno”. Pero en 16 jornadas en Segunda División apenas ganó tres partidos y con el equipo penúltimo Natxo sufrió en diciembre de 2013 su, hasta el momento, última destitución. Entonces dejó una sentencia en una entrevista a un periodista radiofónico local: “Voy a seguir al pie del cañón. Soy de Ariznabarra, tío. Eso no lo olvides”.
