Pegada y oficio

Nueve partidos después, la redención. No sin el habitual sufrimiento de la mano, pero si algo ha demostrado el Deportivo tras su victoria en Soria es personalidad. El propio Martí quiso alabar ese aspecto en su comparecencia posterior al partido, y razón no le falta. El Dépor salió a Los Pajaritos con el mejor equipo que podía plantar, que incluyó un grupo ofensivo especialmente temible a pesar de la baja forma de alguno de sus integrantes. Borja Valle y Fede Cartabia se incrustaron en las bandas izquierda y derecha del cada vez más clásico 4-4-2 de Martí, capitaneado por la dupla atacante que tantas alegrías dio en la primera vuelta: Quique González y el recuperado Carlos Fernández. Recursos del pasado para lograr resultados del pasado. Christian Santos partía con papeletas para la titularidad tras haber anotado un gol en la jornada anterior, pero el técnico decidió ir a la guerra con el arsenal más potente posible y no le pudo salir mejor. El Dépor y su dinamita ya vencían 0-2 a los diez minutos, gracias a un bello gol colectivo que firmó Valle y un fenomenal testarazo de Michele Somma tras córner. Los dos aspectos que más buscó cuidar Martí dieron sus frutos y fueron clave para la consecución de los tres puntos más de dos meses después. Si alguien sale especialmente reforzado de este partido, además de Borja Valle, es él.

El entrenador mallorquín aterrizó en A Coruña con una idea clara. La mostró ligeramente en Pamplona, a pesar del correctivo de Osasuna, y la terminó de exponer en Soria. Esta vez sin una presión tan descarada a la defensa rival, pero tampoco escasa. El despliegue físico y el buen trato de balón se sumaron al nerviosismo del Numancia para que los castellanos completaran una primera parte plagada de imprecisiones, pases fáciles fallados y apenas llegadas a la portería de Dani Giménez. La mosca había caído en la telaraña. El Dépor dominó el primer trozo de partido por pegada, y en la segunda sobrevivió con el oficio que tanto alabó Martí por culpa de la reacción local y las perjudiciales ocurrencias del colegiado. El Numancia despertó y huyó de su red para acosar la de su rival, y este se limitó a hacer daño en contraataques que bien pudieron ampliar la ventaja del Deportivo en el marcador. No hubo suerte en este sentido.

Martí, siempre fiel a su idea, plantó en el campo su arsenal más peligroso y triunfó

Fede Cartabia no estuvo especialmente acertado, pero Borja Valle sí protagonizó una redención particular que equilibró un poco su pobre balance del último par de meses. “Es jodido ver que estás todo el año luchando por el objetivo, que lo tienes en tu mano y que unos malos resultados te alejan de él”, comentó tras el partido. El Dépor consiguió poner una importante tirita a su dinámica a pesar de sufrir su enésima expulsión cómica, que esta vez se llevó por delante al goleador Somma. El infortunio obligó a todos a ofrecer un poco más físicamente hablando, y la figura de un bregador Quique González se potenció a pesar de no haber disfrutado de oportunidades de gol. Lo suplió con trabajo, y durante los 95 minutos. La intransigencia del árbitro endureció todavía más la jaula en la que el Numancia encerró al Deportivo, pero lo aprendido en experiencias pasadas (Tenerife o Córdoba) y la renta de dos goles le ayudaron a salir vivo de Los Pajaritos. Una muesca importante que beneficia, sobre todo, a la confianza del grupo.

A Coruña vuelve a ver la luz, pero como bien recuerda Eneko Bóveda “no estamos ni en promoción”. Todavía queda un camino de seis jornadas que recorrer, pero tres fechas después los pasos de Martí por fin dan sus frutos. Ahora toca un reto algo más difícil: ganar en la siempre complicada Romareda, donde el equipo ya cayó en partido de Copa esta temporada.